Los grupos profesionales han reemplazado al concepto de categoría profesional, que desapareció con la Reforma Laboral de 2012.
La categoría profesional, además de encontrarse en los contratos de trabajo, se usaba, en mayor medida, en los convenios colectivos para determinar el salario del trabajador. Por lo tanto, comprender todos estos conceptos resulta esencial para ser conscientes de la situación actual, tanto para el empleado como para la organización de una pyme o compañía. Vamos a explicarlos, en detalle.
Las categorías profesionales eran una forma de clasificar a los trabajadores en función de su capacitación, es decir, de su titulación académica. Por ejemplo, un graduado en ingeniería debía estar siempre integrado en la categoría de Ingenieros y Licenciados con independencia del puesto laboral que desempeñase.
Asimismo, la categoría profesional determinaba su sueldo y su baremo de cotización a la Seguridad Social.
El grupo profesional es un concepto introducido por la Reforma Laboral de 2012 para reemplazar al anterior de categoría. En este caso, nada tiene que ver el nivel de estudios del trabajador, puesto que se basa en el puesto de trabajo que desempeña en realidad.
Siguiendo con el ejemplo anterior, un ingeniero que trabaje como auxiliar en la administración de la empresa pertenecerá al grupo profesional de Oficiales Administrativos. Así pues, no estaría encuadrado en el de ingenieros, categoría profesional que le correspondería por su formación académica. Y con arreglo a ello, estará su salario y su cotización a la Seguridad Social.
Por otra parte, la clasificación por grupos es más amplia que la antigua por categorías. Estas últimas, en concreto, solo atendían a la capacitación teórica del empleado. En cambio, los grupos se basan en esa capacitación, aunque también en otras aptitudes más específicas para el puesto que va a ocupar.
Además, la clasificación por grupos es menos rígida, pues permite a la empresa una mayor movilidad funcional. Es decir, modificar las características del puesto que ocupa el trabajador, así como de cambiar a este a otra ocupación. De esta forma, ni él ni la empresa perderán, ya que la retribución dependerá del trabajo que desempeñe.
Para facilitar aún más este hecho, la clasificación por grupos cuenta, a su vez, con subgrupos, y cada uno de estos representa una ocupación determinada. De este modo, la clasificación por grupos busca introducir un mecanismo de flexibilidad en el mercado laboral que evite la desaparición de puestos de trabajo.
De acuerdo con todo lo que hemos explicado, la legislación española contempla once grupos de cotización. Cada uno de ellos tiene una base mínima y máxima, justamente, por la que se cotiza. Cabe recordar que se denomina base de cotización al salario bruto que percibe un trabajador. Asimismo, la máxima es en todos los casos de 4139,40 euros, por lo que no la repetiremos para cada grupo. Estos son los siguientes:
Conocerlo es muy fácil. Este tiene que aparecer en el contrato de trabajo, así como en la nómina que cualquier negocio entrega mensualmente al trabajador. Por otra parte, en caso de que se hayan perdido estos documentos, puede solicitarse una copia a la empresa o consultar el grupo profesional a la propia Seguridad Social.
Una vez que se conoce el grupo, es importante fijarse en que sea el correcto con arreglo al trabajo que se desempeña. No obstante, también es conveniente revisar si el salario que se percibe es el acorde al grupo profesional al que se pertenece.
En caso de que el trabajador se halle en uno inferior al que le corresponde por el trabajo que desempeña, debe reclamar a la empresa. Este trámite se hace presentando una papeleta de conciliación. Por lo general, se llegará a un acuerdo en el acto de conciliación, de forma que la compañía otorgará al trabajador el grupo al que tiene derecho.
De no haber acuerdo, tendrá que reclamar judicialmente para que se le otorgue el grupo profesional al que pertenece realmente.
En lo primero que repercute el grupo profesional es en las funciones que el trabajador debe cumplir en su empresa. Cada grupo aparece en el convenio colectivo en el que esta se inscribe. A su vez, en el convenio se indican los trabajos destinados a cada grupo.
Igualmente, el salario que percibe el trabajador depende del grupo profesional al que pertenece. Al fin y al cabo, a cada uno de ellos le corresponde una base mínima y máxima de cotización, o dicho en otras palabras, un sueldo bruto mínimo y máximo.
Asimismo, el grupo profesional determina las cantidades que el trabajador cobrará en caso de baja o desempleo. Es más, la cotización para jubilarse se basa en él.
En conclusión, los grupos profesionales son los que clasifican a un empleado respecto a la administración laboral. Según en cuál esté, tendrá unas funciones, un determinado salario y unas prestaciones al terminar su vinculación laboral. Pero, sobre todo, se usan para cuantificar su pensión de jubilación.