La excedencia es una suspensión del contrato de trabajo solicitada por el empleado, durante la cual no existe obligación de trabajar ni de pagar salario.
Sin embargo, el vínculo laboral no se rompe por completo: según el tipo de excedencia, puede conservarse el derecho a reincorporación o a preferencia en futuras vacantes.
Excedencia voluntaria: Cualquier trabajador con al menos un año de antigüedad puede solicitarla por un período de entre 4 meses y 5 años. No es necesario justificar el motivo, aunque debe solicitarse por escrito. No garantiza reserva del puesto, pero sí derecho preferente al reingreso.
Excedencia forzosa: Obligatoria para atender un cargo público o sindical. En este caso, sí se reserva el puesto de trabajo.
Excedencia por cuidado de hijos o familiares: Permite a un trabajador ausentarse para atender el cuidado de hijos menores de 3 años o familiares de hasta segundo grado que no puedan valerse por sí mismos. Se reserva el puesto durante el primer año (o más, según convenio).
Aunque es el trabajador quien la solicita, la empresa debe gestionarla correctamente para cumplir con la legalidad laboral y no exponerse a sanciones.
💡 Esto implica:
Formalizar la aceptación o denegación por escrito, dentro de los plazos razonables.
Registrar el inicio y fin de la excedencia en los sistemas internos y comunicarlo, si corresponde, a la Seguridad Social.
Tener en cuenta la duración de la excedencia para el cálculo de antigüedad, vacaciones u otras condiciones futuras.
Además, la empresa puede necesitar reorganizar tareas, redistribuir cargas de trabajo o incluso cubrir el puesto de forma temporal, dependiendo del tiempo que dure la ausencia.
En una gran empresa, gestionar una excedencia suele ser más fácil gracias a plantillas más amplias y estructuras internas más preparadas. Pero en una pyme o un pequeño comercio, la ausencia de una persona puede notarse mucho más.
Esto afecta no solo a la operativa diaria, sino también a la facturación, atención al cliente, tiempos de entrega o servicio, etc.
💡Por eso, contar con un software de gestión que permita visualizar de forma clara las ausencias, planificar recursos y automatizar procesos administrativos puede marcar la diferencia.
En el caso de los autónomos empleadores, la gestión de excedencias sigue las mismas bases legales. Sin embargo, la planificación es aún más crítica, ya que en muchos casos el personal es reducido y cualquier baja o ausencia puede comprometer la actividad del negocio.
Un ERP que integre módulos de Recursos Humanos como calendario de empleados y control documental, puede ayudarte a mantener todo bajo control sin necesidad de ser un experto en legislación laboral.
Un ERP modular pone a tu disposición herramientas que simplifican la gestión de RRHH, incluidas las situaciones especiales como bajas, permisos, etc.
Además, si combinas estos datos con otros módulos como de facturación, proyectos o producción, puedes adaptar tu operativa al nuevo escenario sin improvisaciones.
La excedencia laboral es un derecho legítimo del trabajador, pero también una situación que requiere gestión, planificación y control.Para una pyme o autónomo, contar con herramientas que te ayuden a anticiparte a estos escenarios puede ahorrarte muchos quebraderos de cabeza.