La factura simplificada llegó hace algunos años para sustituir a los tiques tradicionales y es una gran solución para negocios de venta al por menor.
ÍNDICE
1. Factura simplificada: supuestos en los que se usa.
2. Ejemplo de factura simplificada.
2.1 Requisitos de una factura simplificada.
3. Gestionar las facturas simplificadas.
La factura simplificada es un documento legal que sirve como comprobante de una transacción. Sin embargo, no es posible hacer uso de ella en cualquier situación. En este artículo, vamos a explicar cuándo podemos emplearla y cuáles son sus requisitos. Además, mostramos un ejemplo para facilitar su comprensión.
1. Factura simplificada: supuestos en los que se usa
Estas facturas entraron en vigor en el año 2013 y son idénticas a las que se pueden encontrar en el resto de la Unión Europea. Son muchos los casos en los que podemos utilizarlas en las empresas. No obstante, existen algunos límites que ponen coto a los importes máximos que se pueden cobrar de esta forma.
Y es que, teniendo en cuenta el IVA, el total de la venta no debe superar, por norma general, los 400 euros. Si la cantidad se encuentra por encima de este umbral, es obligatorio hacer una factura ordinaria.
Sin embargo, hay algunas excepciones relacionadas con ciertos servicios de los que ya hemos hablado en otra de nuestras publicaciones. En esos casos, el importe con IVA incluido puede ascender a los 3.000 euros.
Por último, podremos utilizar las facturas simplificadas a modo de facturas rectificativas. Además, en esos casos, no importa la cantidad total que refleje el documento.
2. Ejemplo de factura simplificada
Vamos a mostrar un ejemplo de factura para que no haya dudas sobre estos tickets. Después, explicaremos por qué aparece toda la información que indicamos.
Acudimos a un supermercado a hacer la compra semanal y, al terminar, nos proporcionan un pequeño papel con la siguiente información:
2.1. Requisitos de una factura simplificada
Al igual que sucede con las facturas ordinarias, los tiques se encuentran regulados por la Agencia Tributaria y todos ellos deben reunir ciertos datos obligatorios. A continuación, vamos a hacer un repaso de todos ellos:
Cuando emitimos una factura rectificativa de una anterior, es conveniente dejar constancia de la referencia de la anterior, así como de los asientos que se han modificado.
Como vemos, estas facturas son muy similares a las tradicionales. La principal diferencia entre ellas es que en estas no aparecen los datos de las dos partes. Dicha característica tiene varias implicaciones, pero la más relevante es que no permite que el comprador pueda deducirse el IVA. Sin embargo, puesto que se emplea mayoritariamente para ventas a consumidores finales, no suele suponer un problema.
3. Gestionar las facturas simplificadas
Disponer de un software de contabilidad resulta muy útil para guardar y controlar todas estas facturas. Cuando se utilizan en las empresas, por lo general, su volumen es elevado. Esto motiva que llevar una contabilidad manual sea muy poco práctico. Sin embargo, resulta necesario que el programa que empleemos tenga capacidad para encargarse de este tipo de facturas.
De hecho, una de sus peculiaridades es que no se asocian a una cuenta concreta, dado que no hay datos sobre los compradores. Igualmente, es de gran importancia conservar los archivos intactos para extraer un duplicado en caso de necesitarlo. Como hemos explicado, esto debe estar garantizado durante un periodo de, al menos, 10 años en España.
Utilizar una factura simplificada agiliza el trámite de compra en los establecimientos comerciales y es posible utilizarla en la mayoría de las transacciones. No obstante, resulta conveniente que prestemos atención a los requisitos que hemos explicado en este artículo, ya que, de lo contrario, podríamos tener problemas legales. Además, contar con un programa que se encargue de su gestión nos ayudará a contabilizar adecuadamente cada una de las ventas.