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¿Qué es la estimación directa simplificada y cuándo acogerse a ella?

Tiempo de lectura: 8 minutos

Artículo sobre qué es la estimación directa simplificada

La estimación directa simplificada es el sistema empleado por muchos autónomos para abonar su impuesto de la renta.

ÍNDICE

1. ¿Qué es la estimación directa simplificada?

2. Cálculo de la estimación directa simplificada

2.1 Ingresos

2.2 Gastos

2.3 Amortizaciones

2.4 Transmisiones patrimoniales

3. ¿Cuándo es posible acogerse a ella?

4. Estimación directa simplificada y normal: diferencias

4.1 Obligaciones contables

4.2 Amortización del inmovilizado

4.3 Gastos y provisiones

5. Rendimiento neto

La estimación directa simplificada es un régimen del IRPF al que pueden acogerse los autónomos y empresarios. En este artículo explicaremos cómo se calcula y los requisitos fundamentales para aplicarlo.

1. ¿Qué es la estimación directa simplificada?

La Agencia Tributaria desarrolló este régimen para facilitar los trámites a empresas de poca facturación. De hecho, es el método establecido por defecto cuando se produce un alta como autónomo, salvo que decidamos escoger otro régimen o nos corresponda tributar por módulos.


Una de las ventajas del método simplificado es que no es necesario llevar una contabilidad tan exhaustiva como la requerida en la estimación directa normal. Además, todas las amortizaciones pueden seguir un método lineal, algo que resulta más sencillo para las pequeñas y medianas empresas.

2. Cálculo de la estimación directa simplificada

Para calcular el resultado de la estimación directa, es fundamental conocer qué aspectos debemos contabilizar. Para ello, hay que seguir las normas establecidas por el impuesto de sociedades.

2.1. Ingresos

En este apartado se integran todas las operaciones que han supuesto un ingreso en caja, incluidas las posibles subvenciones. Es necesario que aparezcan correctamente contabilizadas, ya que de lo contrario no podrán sumarse.

2.3. Amortizaciones

Para sumar las amortizaciones hay que seguir la tabla establecida por Hacienda. En ella aparece reflejado el porcentaje anual a amortizar y el número de años en los que se debe llevar a cabo.

Vamos a poner un ejemplo. Los elementos de transporte, es decir, los vehículos de la empresa, pueden amortizarse a un 16 % anual durante un máximo de 14 años. Por tanto, si un coche de 30 000 euros tiene una antigüedad de un año, es posible amortizar 4 800 euros en ese ejercicio.

2.4. Transmisiones patrimoniales

Si se produce una transmisión, ya sea material o inmaterial, no debe figurar en el rendimiento neto. No importa si ha producido beneficios o pérdidas. Aquí es necesario seguir la normativa del IRPF en lo relativo al cálculo de pérdidas y ganancias.

Una vez tenemos todas las cifras, para hacer el cálculo del rendimiento neto tan solo es necesario restar los gastos y las amortizaciones a los ingresos.

3. ¿Cuándo es posible acogerse a ella?

Para poder elegir este sistema de tributación, hemos de cumplir los siguientes requisitos:

  • Límite de facturación. El importe máximo que se facturó en el ejercicio anterior no puede superar los 600 000 euros. A partir de esta cifra, es obligatorio pasar al régimen de estimación directa normal.
  • Tipo de actividad. No todas las actividades empresariales pueden emplear este sistema. Algunos negocios, como las tiendas de alimentación, los talleres mecánicos o los relacionados con la hostelería, tienen que tributar por módulos.
  • Pluriactividad. En el caso de autónomos que lleven a cabo varias actividades profesionales, es crucial que ninguna de ellas tribute por el régimen normal. En ese caso, las nuevas actividades deberán acogerse al mismo sistema de estimación.

4. Estimación directa simplificada y normal: diferencias

Hay varios puntos que son fundamentales a la hora de elegir uno u otro sistema. Vamos a repasar las diferencias más relevantes.

4.1. Obligaciones contables

Ya hemos explicado que en el método simplificado la contabilidad es menos exigente. De hecho, la estimación directa normal obliga a cada empresario a seguir las normas establecidas en el Código de Comercio. Es decir, son necesarios los siguientes libros:

  • Libro diario.
  • Libro de inventarios y cuentas anuales.
  • Libros de IVA.

4.2. Amortización del inmovilizado

El sistema de estimación normal ofrece las mismas variantes para este proceso que el impuesto de sociedades. Por tanto, a la hora de amortizar los diferentes bienes de la empresa, se puede escoger entre dos tipos de cuotas: fijas y crecientes. Por contra, la estimación simplificada tan solo tiene una amortización lineal, que se rige por el sistema de tablas que establece la Agencia Tributaria.

4.3. Gastos y provisiones

Por último, existe otra gran diferencia entre ambos métodos de cálculo. Para contabilizar los gastos y provisiones, el método normal es mucho más completo. Todas las facturas impagadas con más de seis meses de antigüedad se pueden imputar a gastos. Sin embargo, si optamos por la modalidad simplificada, no tendremos derecho a este ajuste.

A cambio, Hacienda integra en el cálculo del rendimiento neto un 5 % de reducción como gastos de difícil justificación. Esto puede evitar algunos cálculos, pero si sufrimos varios impagos, puede suponer un problema, ya que estaremos tributando por ingresos que no hemos recibido.

5. Rendimiento alto

El rendimiento neto es el resultado final del ejercicio. Es decir, una vez se tienen en cuenta todos los ingresos y gastos que se han producido, la cantidad resultante de la operación es la que se considera como tal. A partir de este importe, se debe abonar la cantidad de IRPF que determine Hacienda en función del tramo en el que se encuentren los ingresos.


Así es cómo funciona la estimación directa simplificada y cuáles son sus requisitos. Sin duda, este sistema resulta de gran ayuda para muchos autónomos con poca facturación. Además, es perfecto para los que no desean complicarse con demasiados trámites administrativos, pues la contabilidad de este régimen es mucho más sencilla.