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Qué es un aval, tipos y cómo obtenerlos

Tiempo de lectura: 8 minutos

Artículo sobre el aval y sus tipos

Conocer qué es un aval y cómo conseguirlo resulta fundamental en determinadas situaciones.

ÍNDICE

  1. ¿Qué es?
  2. ¿Para qué sirve?
  3. Aval bancario: tipos
  4. Características
  5. Aval bancario y aval personal: diferencias
  6. Cómo conseguir un aval

Sin la ayuda de un aval, no se ofrecería suficiente seguridad de devolución en un préstamo. Al contar con él, el prestamista ve aumentada su tranquilidad, ya que es menos probable que salga perdiendo. Para comprender estas situaciones, nada mejor que ver su funcionamiento.

1. ¿Qué es?

Un aval bancario es una garantía emitida por un banco a favor de un tercero. Así, la entidad se compromete a responder por las obligaciones que tenga. Este procedimiento se pondrá en marcha cuando se dé un incumplimiento, lo que evita caer en situación de impago. También se incluyen las deudas no dinerarias contraídas con el acreedor. Para formalizar el compromiso, es indispensable que exista un contrato.

A la hora de llevarlo a cabo, intervienen diferentes partes. La principal es el beneficiario, que es quien recibe el aval o el solicitante de su presentación. Por regla general, se trata de un banco o una administración pública. Tras este, el avalado es el contratante de la garantía, que pueden ser personas físicas o jurídicas, como por ejemplo, una empresa.
La última parte es el avalista, la encargada de cumplir las obligaciones del avalado si a este no le es posible. Llegado a esta situación, responde ante el beneficiario con las cantidades acordadas por contrato.

2. ¿Para qué sirve?

El aval tiene la finalidad de actuar como una garantía o respaldo para cumplir una obligación financiera. Sin su participación, el riesgo de impago sería demasiado alto como para efectuar el préstamo. De este modo, se reducen las probabilidades de perder el dinero al contar con un tercero solvente. Este punto es fundamental, ya que debe tener la capacidad de afrontar el pago.

Así, la responsabilidad de la garantía es muy significativa. Por este motivo, la entidad que dará el préstamo lo estudia a fondo. No en vano, necesita que sea capaz de hacer frente a la deuda para evitar perder dinero, lo que supondría un problema de gran magnitud. Además, el aval se compromete a cumplir con sus obligaciones con todos sus bienes, salvo que se especifique lo contrario.

3. Aval bancario: tipos

A grandes rasgos, estos son las diferentes clases de avales:

  • Aval común: sirve para garantizar el cumplimiento de cualquier obligación financiera. Algunos ejemplos son el pago de una deuda o las condiciones de un préstamo.
  • Aval en blanco: no está dirigido a ningún beneficiario concreto y se emplea para garantizar cualquier obligación financiera que se adquiera en el futuro.
  • Aval a la orden: tiene como objetivo un beneficiario concreto y solo puede ser utilizado por él.
  • Aval a primer requerimiento: se emite a favor de un beneficiario determinado que, a partir de su emisión, es posible emplearlo en cualquier momento.
  • Aval con vencimiento: se caracteriza por tener una fecha de finalización y únicamente ofrece la posibilidad de su uso hasta ese momento.
  • Aval financiero: se necesita para solicitar un préstamo, ya que se cuenta con un respaldo.
  • Aval técnico: tiene como objetivo garantizar el cumplimiento de las obligaciones no dinerarias, como es el caso de las obligaciones legales.

Aval comercial: muy frecuente en la compraventa para asegurar que se efectúan los pagos del contrato.

4. Características

Los avales bancarios presentan una serie de características que debemos conocer:

  • Es una garantía emitida por un banco o entidad financiera.
  • Se utiliza como garantía de cumplimiento de obligaciones financieras.
  • Puede ser solicitada tanto por una persona como por una empresa.
  • Las condiciones se adaptan a la situación de las partes incluidas.
  • Es fundamental que se oficialice mediante un contrato para evitar incumplimientos y abusos por cualquiera de las partes.

5. Aval bancario y aval personal: diferencias

Pese a que el aval bancario y el aval personal tienen el mismo propósito, se diferencian en varios aspectos. Para empezar, el emisor cambia en función de cada tipo, puesto que en el primer caso es un banco y en el segundo una persona. Junto con esto, hay que tener en cuenta los requisitos que lleva aparejados cada uno.

En un aval bancario, los requisitos que encontramos son más estrictos. La entidad financiera emisora analizará a fondo a quien lo solicite. Esto incluye una revisión en profundidad de la solvencia y del historial crediticio. Ante cualquier impago pasado o muestra de debilidad, es muy probable que no se conceda. En cuanto al personal, la evaluación, pese a que existe, no es tan exhaustiva.


Otro aspecto en el que se diferencian es la responsabilidad, algo que deviene de las cantidades prestadas. La entidad que emite el aval bancario puede entrar en problemas de carácter institucional. Además, la gravedad de una mala evaluación conlleva la pérdida de grandes sumas de dinero y posibles acciones jurídicas. Por el otro lado, sigue existiendo la obligación, pero las consecuencias de un incumplimiento no serían tan graves.

6. Cómo conseguir un aval

Las condiciones para obtener un aval bancario y el aval personal cambian según la entidad. Cada una dispone de un proceso específico, aunque coinciden en algunos puntos generales. Por ejemplo, la empresa solicitante no puede estar en concurso de acreedores. De igual modo, no debe poseer deudas con la Seguridad Social y la Agencia tributaria.

Tras esto, se presentarán una serie de documentos determinados, como una memoria de actividades económicas. Su función es la de dejar claros ciertos aspectos esenciales para quien concede el aval. Así, podrá determinar el riesgo al que se expone. Al final, con la información aportada, la entidad evaluará la viabilidad, costes y establecerá las condiciones.


Conocer qué es y los tipos de avales permite, a fin de cuentas, aprovecharlos a fondo. De esta forma, somos capaces de escoger el que más nos conviene, siempre ateniéndonos a las condiciones. A la hora de solicitarlo, disponer de una situación sólida para aumentar las probabilidades de obtenerlo es un aspecto bastante recomendable.